miércoles, 22 de abril de 2015

Whiplash (película)

     Si eres amante de la música, y en particular del jazz, no puedes dejar de ver esta película. Hace tiempo que no me entusiasma una película de tal modo, y cuando no tengo referencias previas de ella y resulta ser tan buena, el placer que experimentas viéndola y la sensación que te deja en el alma, cuando acaba, es muy difícil de definir, pero estoy seguro de que los cinéfilos me entenderán.
     Whiplash es la historia de la ambición por ser el número uno. En este caso se trata de ser el mejor intérprete de batería, lo que permite una serie de recursos estéticos y sobre todo acústicos impresionantes. Por otra parte, la historia también gira en torno a la relación alumno-profesor; una relación de amor-odio basada en la presión a la que el profesor (J.K. Simmons) somete al chico (Miles Teller) para incentivarlo, cruzando muchas líneas rojas en su labor didáctica.
     El profesor, magníficamente interpretado por J.K. Simmons, – que me recuerda mucho al calvo de la lotería– hace gala de una metodología que recuerda a la que los mas viejos del lugar vimos en El sargento de hierro de Clint Eastwood tratando a sus marines, pero en este caso los marines son alumnos de un famoso conservatorio de música de New York.
     No adelanto más. Tan solo decir que me pareció un goce para los sentidos, con unos temas de jazz a lo largo de toda la película que hacen que su banda sonora sea otro de sus grandes alicientes. 
     Aunque tal vez los premios signifiquen poco, en este caso he de coincidir con los jurados de los múltiples certámenes que han valorado con sobresaliente esta película.
     Es posible que alguna sensibilidad mojigata se turbe con alguna escena. Ni caso… pelillos a la mar… ¿Un profesor cabrón insultando a sus alumnos? ¿Cuántas veces no habremos tenido la tentación?... y viceversa.
     Un sobresaliente para este film, opera prima del director Damien Chazelle.