lunes, 6 de abril de 2015

Hijos de la anarquía (Serie TV)

     Acabo de ver la séptima y última temporada de la serie televisiva Hijos de la anarquía. A los amantes de las  series de temática policíaca, thriller y acción, no les pasará desapercibida.
     Esta serie, sin duda muy influenciada por las andanzas y tropelías de los tristemente célebres Ángeles del Infierno californianos, aquellos marginados hippies y chalados de las motos de los setenta, desarrolla las vicisitudes de un club de moteros, en cuya chupa distintiva se estampa la imagen de la Parca y su guadaña, figura inquietante que ya nos augura una gran dosis de morbosa deleitación.
Logo de la serie
     Los Hijos se dedican, desde su fundación, allá por los años setenta, al tráfico de armas, cuyo proveedor principal es el IRA irlandés. Tienen su sede en un pequeño pueblo llamado Charming, donde la policía local, para mantener la paz, hace la vista gorda.
     Provistos de un régimen jerarquizado y democrático, su presidente y vicepresidente dirigen el club, aunque las decisiones importantes han de pasar por la mesa y votadas por todos sus miembros.
     La serie se divide en siete temporadas, cada una de las cuales gira en torno a la relación entre los negocios del club, las desavenencias con las bandas rivales, las cuitas personales de sus miembros y, sobre todo, los problemas de la familia de Jacks Teller, vicepresidente del club e hijastro del presidente. Su madre, Gemma Teller, hace y deshace en la sombra, siendo la gran matriarca del grupo y una de las protagonistas principales de la serie.
     Unos actores curtidos dan mucha verosimilitud a sus roles. Aunque contiene muchas dosis de violencia y derramamiento de sangre, las historias van y vienen a velocidad vertiginosa, en frenético ritmo, de modo que el espectador en ningún momento puede darse siquiera un descanso.
     Buena serie, bien hecha, sin escatimar medios, guión cuidado y grandes actores. Merece la pena dedicar un par de horas a los dos primeros capítulos para comprobar si engancha o no. En caso afirmativo, aseguro que la serie no es de las que decae, sino todo lo contrario. Yo la calificaría con un bien próximo al notable.