Aunque la película es del año
2012, ayer volví a visionarla, porque opino que Tarantino es un director para
disfrutarlo más de una vez. Tanto Reservoir
Dogs, como Pulp Fiction, películas
de culto donde las haya, nunca me cansaré de verlas,
Tarantino es uno de los directores
más cinéfilos, en el sentido literal del término, que existen. Ex vendedor en
un video club, vio en su vida miles de películas y no cabe duda que es un hecho
que se advierte en su producción. Todo su cine es un constante homenaje al
séptimo arte.
Django desencadenado es
un híbrido entre el western y las películas de esclavitud que en los Estados
Unidos suelen prodigarse como un acto de penitencia ante ese histórico atentado contra
los derechos humanos. Todo ello aderezado con el inigualable toque cómico de
Tarantino. Guiños aquí y allá a los clásicos del género e incluso a la
hilarante Sillas de montar calientes
de Mel Brooks, en la que este nos propone a un sheriff negro.
Los personajes están de tal modo
caricaturizados que se prestan al
lucimiento de los actores que los encarnan. El Dr. Schultz, interpretado por el
actor austríaco Christoph
Waltz, descubrimiento de Tarantino en Europa, no cambia el registro
de su papel en Malditos bastardos, no
obstante realiza un trabajo destacable. Y, sobre todo, podemos ver a un Leonardo
DiCaprio en el rol de un señorito sureño arrogante y esclavista que me ha
sorprendido agradablemente, partiendo de la base que no es precisamente un actor de mi
devoción.
Luego, salpicados en casi tres
horas de metraje, los divertidos gags, – destaco la discusión entre los
miembros de Ku Kux Klan (error histórico porque el KKK surge después de la Guerra Civil, y la película se desarrolla dos años antes) – los diálogos brillantes– la lección de frenología de
Leonardo DiCaprio ante una calavera, simulando un Hamlet sureño – y por
supuesto la sangre… Siempre presente la ecuación "Tarantino igual a Sam
Peckimpack elevado a la enésima potencia". El propio Quentin, inmolado en una explosión de
dinamita que lo convierte en un humeante cráter, nos puede dar una idea de la violencia que discurre a lo largo y ancho de esta genial producción.
En definitiva, tres horas de gran cine, y aunque no sean afectos al western no se la pierdan.